Luchar por Trump
- Orlando Trujillo
- Mar 9, 2019
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Los acontecimientos a nivel mundial, especialmente en el caso venezolano se han ido accelerando, pero sin embargo mi temor es que de continuar la permanencia de Nicolás Maduro en Miraflores, cada día será más difícil que continúe el apoyo internacional a Guaidó y que los ánimos de la oposición no se vayan enfriando. Los generales y personalidades del régimen que forman el llamado Cartel de los Soles, se aferran al poder conscientes de que una vez que desaparezca ese régimen, ellos tendrían que responder por sus actividades en el narcotráfico, en el robo del patrimonio de los venezolanos y su vinculación con el terrorismo internacional, por lo que podrían dar con sus huesos en la cárcel. El apoyo de los gobiernos demócraticos a la oposición venezolana, es un apoyo más que todo simbólico y lo demostró la reunión del grupo de Lima, que realmente lo que ha hecho es darle garantía a Maduro de que no será atacado militarmente. El problema estriba en que tras bambalinas se hayan los mundialistas. El poder y la influencia del dinero que esos conspiradores poseen es muy grande y son muchos los que se ven presionados. Agregemos a eso la cobardía de los dirigentes latinoamericanos ante las amenazas de los comunistas de sus países de que volverían a los sabotajes y guerrillas de los años 70 y 80. Además, algunos tienen acuerdos comerciales con Rusia y China, ambos protectores de Maduro con la esperanza de poder cobrar las ventas hechas a Venezuela. Por eso la primera frase que todos repiten es “No queremos una intervención armada, queremos que sea por medios no violentos”. Todos sabemos que los regímenes socialistas no dejan el poder pacíficamente. Desde el Papa fabiano que nos gastamos, hasta los gobiernos europeos hablan de evitar derramamientos de sangre. ¿De qué derramamientos hablan? pues hace mucho tiempo que en Venezuela Maduro y sus secuaces están derramando la sangre del pueblo.
Indudablemente que los asesores cubanos les deben de haber recordado a Maduro que los marxistas cubanos han podido sobrevivir a 10 administraciones estadounidenses, porque ellos han resistido las presiones en su contra y porque en Washington los fabianos siempre han impedido que haya una verdadera voluntad de sacarlos del poder. De todas maneras creo que la hora de la verdad llegará pronto y será ese el momento en que Washingto y sus aliados demostrarán si sus advertencias a la dictadura han sido en serio o si esto será otro Playa Girón.
Por su parte, el presidente Donald Trump ha colocado su prestigio político junto a la oposición venezolana, pero la actitud de los gobiernos latinoamericanos dificulta la posibilidad de una acción militar. Sin lugar a dudas que el prestigio internacional de Trump se vería disminuido si no cumple con lo que ha dicho y los marxistas se mantienen en el poder en Venezuela. Por ahora, Dios quiera que las sanciones de Washington a Caracas sean los suficientemente fuertes como para conducir a la caída del régimen Chavez-Maduro. De no ser así, espero que al Presidente no le tiemble la mano para ordenar una intervención armada.
Señores, sabemos que el problema venezolano no es el único frente en que Donald Trump se enfrenta a los marxistas. Aquí los fabianos continúan en su campaña para intentar impedir que Trump sea reelegido en el 2020. Como hemos explicado tantas veces el plan es convercer a una parte del pueblo americano de que la única manera de terminar con el sabotaje de los demócratas en Washington es no religiendo a Trump.
En realidad el odio al Presidente se ha convertido en algo patológico, desarrollándose en la izquierda un efecto de “Proyección”. ¿Qué es eso? Pues es lo que en psiquiatría se define como un mecanismo de defensa que las personas utilizan para evitar reconocer sus propios problemas y los reflejan en los demás. Por ejemplo la acusación de que Trump conspiró con Rusia en el 2016 para ganarle las elecciones a Hillary, cuando se sabe que Hillary conspiró con los rusos para culpar a Trump de dicha falasia. Recordemos que el “Comité Nacional Demócrata”, bajo el control de la candidata, pagó un millón de dólares a la firma “Fusión” para que crearan el llamado “Steche Dossier”. Eso fue una serie de supuestas entrevistas con funcionarios rusos que pretendía demostrar que la campaña Trump se había confabulado con Rusia. Ese falso dossier fue presentado por el Departamento de Estado de la administración Obama y agentes del FBI al tribunal secreto de FISA, para que autorizara espiar a la campaña de Trump, incluso escuchando las conversaciones telefónicas del propio Trump y se nombrara a un fiscal especial para investigar esas alegaciones.
Sin embargo, nada se ha hecho con respecto a la aprobación de la entonces Secretaria de Estado, Hillary Clinton, por la venta de un tercio de la reserva del estratégico mineral uranio a Rusia y el millonario envio de dólares rusos a la Fundación Clinton, así como los 500 mil dólares que le pagaron a Bill Clinton en Moscú por un discurso de 45 minutos. Tampoco se ha hecho nada en relación al incidente ocurrido en Corea en el 2012, cuando ignorando que el micrófono estaba abierto, el entonces presidente Barak Obama le envió a Putin, a través de Medvedev, el mensaje de que el mandatario ruso esperara a que él fuera reelegido y que después él sería más flexible.
Los demócratas acusan a Trump de ser muy blando con Moscú, cuando en realidad han sido ellos los que durante un siglo han estado coperando con el Kremlin, desde cuando los plutocratas americanos enviaron millones de dólares a los bolcheviques e incluso cuando en 1917 el asistente del president Wilson, el coronel Mordell House, sacó a Trosky de la cárcel en Canadá y le proveyó a ese agitador comunista un pasaporte americano, hasta los miles de millones en armas y alimentos que Roosevelt envió a Moscú durante la Segunda Guerra Mundial. Tan similares han sido las metas de los demócratas y los comunista americanos, que en 1944 el chairman del Partido Comunista Americano, Earl Browler, ordenó que su Partido no presentara más candidatos a la presidencia, porque dijo que sus metas son casi indistinguibles de las del Partido Demócrata.
Una de las acusaciones preferidas de los demócratas en contra de los republicanos es tildarlos de racistas, pretendiendo que se olvide que fue el Partido Republicano el que firmó la “Ley de Emancipación de los Esclavos Negros”, mientras que la mayoría de los demócratas militaron en el ejército confederado. Además, terminada la Guerra Civil fueron demócratas de Tenessee los que crearon el Ku Kux Klan. También olvidan que en la década el 20 todos los demócratas eran miembros o simpatizantes del KKK y que hasta los años 50 la mayoría los politicos sureños demócratas eran miembros o dirigentes del KKK. Ni que decir de que el presidente Woodrow Wilson justificaba la existencia del KKK y restituyó la segregación en las oficinas federales. Segregación que había sido eliminada por los republicanos al terminar la Guerra Civil. Tenemos que Franklin Delano Roosevelt excluyó a los negros del New Deal y vetó una ley que impediría los atroces linchamientos de negros, a la vez que nombró al Tribunal Supremo a un ex dirigente del KKK. No se acuerdan tampoco que los senadores Edward White y Robert Byrd fueron algunos de los destacados políticos demócratas miembros del KKK. Por cierto que, en los funerales del senador Byrd, Hillary Clinton dijo que Byrd había sido su mentor.
Otra de las acusaciones preferidas de los demócratas en contra de Trump y los conservadore es la de llamarlos fascistas, indudablemente que la mayoría de los que repiten esa acusación, no tienen ni idea de que es el fascismo. El fascismo es definido como la idiología de un estado centralizado. Resumamos dicendo que cuando tienes un estado que organiza y controla la economía privada, eso es fascismo. En su libro “Anatomía del Fascismo”, el historiador y doctor en ciencias políticas, Robert Paxtan, afirma que el fascismo italiano era menos racista que el Partido Demócrata, apoyador del KKK. Sin embargo el concepto de supremacía blanca, de segregación racial y discriminación que identificaba a los demócratas eran propios del Tercer Riech. Pero mientras el racismo nazi duró 12 años, el racismo demócrata funcionó siglos en las plantaciones de esclavos y en la política de relocalización de los indios americanos.
Tengamos presente que en las décadas de los 20 y 30 todos los politicos demócratas eran miembros o simpatizantes del KKK. En 1925, 60 mil miembros de KKK desfilaron por las calles de Washington. Entre ellos, vestidos con las capuchas blancas, lo hicieron muchos políticos. En esa época había 107 millones de habitantes y 6 millones de personas estaban inscritas en el KKK.
Siempre se piensa que conceptos como genocidio y campos de concentración son propiedad del nazismo, pero no es así. Campos de concentraciones impuso la corona española en Cuba y los ingleses en la Guerra de los Boers en Sudáfrica, pero acaso Andrew Jackson y sus aliados no realizaron masivas relocalizaciones de indios, a los que sometieron a un plan de desarraigo y exterminio. Por otro lado, ¿las plantaciones sureñas no eran campos de trabajo forzado, en los que los seres humanos eran simples instrumentos de producción? y tanto en las plantaciones como en los campos de concentración nazi se consideraban a los retenidos como seres infrahumanos.
Las figuras idolatradas de los demócratas son los presidentes: Woodrow Wilson, Franklin Delano Roosevelt y John F. Kennedy. Todos ellos fueron simpatizantes del fascismo. Se dice que Wilson fue fascista antes de que el fascismo existiera, debido a medidas como la segregación racial en los empleos federales y a su público apoyo al KKK. Además, la protegida del presidente Wilson, la fabiana Margaret Sanger, predicٗó la esterilización forzada de las que llamaba razas inferiores y lacras sociales, ella fue la fundadora de Planed Parenhood. Sanger también gestionaba que el gobierno autorizara la eutanasia de quienes tuvieran defectos físicos o mentales. Esos planes, se implementaron en su totalidad en la Alemania nazi. A su vez las fundaciones Rockefeller y Carnagie, así como las universidades Yale, Princeton, Harvard, Stanford y John Hopkins financiaron y realizaron trabajos eugenésicos.
Roosevelt fue un admirador de Mussolini y como hemos dicho, cooperó con los peores racistas de este país al bloquear una ley que impediría los linchamientos. Excluyó a los negros de los programas del New Deal, además de nombrar a un distinguido miembro del KKK al Tribunal Supremo del país, Hugo Black.
En los años 30, John F Kennedy viajó por la Alemania nazi y regresó entusiasmado y alabando a Hitler y a su teoría de la superioridad nórdica. En su diario escribió: Estoy convencido que el fascismo es lo correcto para Alemania e Italia……Las razas nórdicas son superiors a los romanos (entiéndase pueblos latinos europeos)……En realidad los alemanes son muy buenos en todo lo que hacen, por eso algunas gentes conspiran en contra de ellos (fin de la cita). En 1945 John F Kennedy también dijo: Hitler surgirá del odio que hoy lo rodea y será una de las figuras más significativas que haya vivido.
Por otro lado, Mussolini elogió el libro de Roosevelt “Lookind Forward” y declaró que Roosevelt era un camarada fascista. Entre tanto, Hitler dijo que veía en Roosevelt un espiritu similar al suyo y que el New Deal era como una plataforma del fascismo. La realidad es que tato Hitler como Mussolini identificaron al socialismo como la base del facismo y el nazismo. El economista Freedrick Hayek, en su libro publicado en 1944, identificó al fascismo como un fenómeno de la izq., primo del socialismo y el progresismo. El analista político, Jonah Golberg, en su libro “Liberal Fascism”, dice que el progresismo americano es descendiente del fascismo y el comunismo y que lejos de ser antagónicos, solamente compiten por los electores. Golberg afirma que son innumerables los vínculos entre el progresismo y el fascismo. Señores no debemos olvidar que el marxismo se dividió en 2 campos: el primero lo forman el comunismo y el fabianismo; el Segundo es el fascismo y el nazismo.
Los fabianos acusan a los conservadores de intolerantes, sin embargo son ellos quienes a diario demuestran que son los verdaderos intolerantes. ¿O no son ellos quienes hostigan en las calles a los simpatizantes de Trump? ¿Acaso no son quienes expulsan de restaurantes y otros locales a las personas que identifican como conservadores? Durante años los activistas homosexuales se quejaban de que eran discriminados por su orientación sexual. Sin embargo, ahora exigen que todos aceptemos y aprobemos su estilo de vida. ¿Recuerdan al pastelero cristiano que, debido a su creencia religiosa, se negó a hacer un pastel de boda para una pareja homosexual? Bueno, Uds recordaran que le boicotearon su negocio y el hombre pasó por un Vía Crucis con la “Comision de Derechos Civiles de Colorado” que lo hostigó, hasta que la Corte Suprema determinó que le estaban violando los derechos que le concede la primera enmienda de la Constitución. ¿Cuántas veces actvistas izquierdistas han impedido con amenazas y motines que oradores de derecha puedan hablar en universidades? Como siempre, ese elemento acusa a la derecha de los abusos que la izquierda comete?
Estoy seguro que son pocas las personas que aún dudan de la conspiración que existe para socializar a Estados Unidos. Aunque no cabe duda que los marxistas han logrado muchos avances en sus planes para socializar a los Estados Unidos, no todo es armonía en sus filas. Los viejos comunistas como Bernie Sander y Maxin Water han sido reforzados en el Congreso por la nueva generación de comunistas como Alexandria Ocasio Cortez, Rashida Tlaid, Kamala Harris y Corey Booker, entre otros. Esa nueva camada de comunistas están siendo un reto para el control del Partido Demócrata que ha mantenido la vieja jerarquía fabiana como Nancy Pelosi, Chuck Schumer y Elizabeth Warren. Especialmente con el proyecto comunista llamado “Green New Deal”, que se calcula que costaría unos 3 trillones de dólares y que según muchos economistas, de implementarse será un desastre económico durante muchas generaciones.
Por otra parte, aunque las grandes cadenas de prensa en este país intentan ocultar los éxitos de la administración Trump, esos éxitos son muchos desde el campo económico, en donde ha logrado rebajar el desvalance comercial logrando mejores acuerdos comerciales y mejorado enormemento el mercado laboral; hasta recuperar la influencia y prestigio de Estados Unidos en el mundo, que tanto se vieron afectados durante la administración Obama. Hoy día los países miembros de la OTAN pagan su parte correspondiente, terminando con la injusta situación en que EE.UU. pagaba una cifra desproporcionada de los gastos de esa organización. Señores, recordemos que cada semana Corea del Norte lanzaba un misil o hacía detonar una bomba atómica y el dictador norcoreano amenazaba a sus vecinos y a nosotros. Eso paró. El hostigamiento de nuestras fuerzas navales en el Golfo Pérsico por parte de Irán ha cesado. El impetuoso avance de ISIS en Iraq y Siria, no sólo fue detenido, de hecho apenas si queda algún vestigio de ISIS en esa zona. Las olas de ilegales que lanzaron contra nuestra frontera sur fueron detenidas, a pesar de los esfuerzos demٗócratas para sabotear el trabajo de ICE. La Corte Suprema pasó de ser controlada por magistrados de izquierda, a una corte centralista y son cientos los jueces federales izquierdistas nombrados por Obama que han sido sustituidos.
Todo no está hecho, aún son muchos los retos que la administración tiene: desde lograr reducir el elevado déficit presupuestario, los altos costos de las medicinas y controlar la epidemia de adicción a las drogas; hasta lograr que Estados Unidos recupere el control de la impresión y distribución del dinero, que actualmente usurpa la Reserva Federal. Recuerden que siempre he recalcado la diferencia entre capitalismo y supracapitalismo, que podemos explicar como la diferencia entre el Capitalismo Productivo y el Capitalismo Financiero. El capitalismo productivo es aquel que produce bienes tangibles y reporta beneficios a los propietaros y a la nación; mientras que el capitalismo financiero es el de la banca y los especuladores de la Bolsa. Agreguemo que el capitalismo es fundamentalmente nacionalista, es decir, que produce ganancias a los propietarios, pero crea empleos en el país y es el motor de las economías locales y nacionales. El supracapitalismo es globalista y su único propósito es el crecimiento y enriquecimiento de la empresa, sin preocuparse por los empleos en un país determinado y tampoco tiene lealtad a ninguna nación.
Es importante comprender que los intentos de socialización de Estados Unidos están destinados a poder establecer un gobierno mundial, conocido como “Nuevo Orden Mundial”, controlado por una élite de magnates, que ellos mismo se consideran Iluminatis. Recientemente el presidente Trump declaró ante el Congreso y el mundo que Estados Unidos nunca será socialista. He ahí el motivo fundamental porque los marxistas de este país lo odian. Trump es un nacionalista y eso lo convierte en un enemigo mortal de los internacionalista, ya sean fabianos o comunistas.
Sabemos que la izquierda americana tiene una constante campaña de desinformaciones y ataques infundados en contra del Presidente, con la esperanza de lograr convencer a parte del pueblo americano de que es necesario no reelegir a Trump en el 2020. Por suerte, la mayoría del pueblo americano continúa respaldando al Presidente, pero es imprescindible que no bajemos la guardia. Recuerden que el gran capital está invirtiendo millones de dólares en financiar la campaña en contra de Trump. Ese apoyo a los enemigos del Presidente no es reciente, según el Wall Street Journal, durante la campaña electoral del 2017, 19 de cada 20 millonarios apoyaban a Hillary. En Manhattan, donde está el distrito financiero del Mundo, Trump solamente recibió un 10 % de los votos. Además, en los condados más ricos del país Hillary ganó con amplias ventajas.
Yo personalmente creo que Trump ha sido colocado en la presidencia por intervención divina, pues de haber sido elegida Hillary hoy el país se hubiera socializado totalmente y nuestra república estaría agonizando.
Señores yo no creo que Trump sea un ángel, ni que no cometa errores, pero si creo que en estos momentos es la roca sobre la que descansan nuestras libertades y nuestra soberanía y no podemos ser indolentes ante la disyuntiva que nos presenta el destino. Si queremos que nuestro hijos, nietos, etc. puedan disfrutar de los mismos derechos y garantías de los que hemos disfrutado nosotros, tenemos que ser activos a favor de nuestra democracia y de nuestro estilo de vida. Muchas veces por indolencia, el pueblo americano durante demasiado tiempo fue permitiendo que los marxistas le fueran arrebatando derechos y le fueran imponiendo una moral aberrada. Que fueran destruyendo muchas de nuestras tradiciones. Esas tradiciones que durante 200 años hicieron de Estados Unidos el mejor país del planeta, en donde todos tenemos la posibilidad de superarnos y el derecho a buscar la felicidad, sin que nigun gobierno no los pueda impedir.
Que Dios guie a nuestros gobernantes y bendiga a los Estados Unidos de América
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